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ASOCIACIÓN CULTURAL AMIGOS DE LA DANZA TERPSÍCOREPara el estudio y la divulgación del Arte de danzar |
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Asociación Cultural Amigos de la Danza TerpsícorePara el estudio y la divulgación del Arte de danzar. Para lograr que la danza, como gran arte que es, obtenga en España el reconocimiento social que merece. Para fomentar y consolidar una gran afición de danza en nuestro país. ¡Con compañías prestigiosas de danza! Para que los artífices de la danza, los bailarines, sean los verdaderos protagonistas del arte que cultivan. Para impulsar la colaboración entre aficionados y los artífices de la danza. Si estas de acuerdo con estos objetivos, te invitamos a participar en nuestra asociación, entre muchos, seguramente será más fácil lograrlos. |
DEBATE SOBRE LA GESTIÓN CULTURAL PÚBLICA Y SUS ALTERNATIVAS A.C.A.D.T. Agosto de 2010 Antecedentes que justifican la creación de una nueva Comisión ad hoc para impulsar una
ley de Artes Escénicas adecuada para afrontar los retos actuales y encarar los futuros. Hace
apenas tres años, nuestra Asociación organizó una
comisión ad hoc, con el objetivo de analizar la situación
estructural de las Artes
Escénicas en España. Ante las evidentes debilidades
encontradas en el conjunto del sistema, estimulamos los trabajos de
investigación de la comisión que concluyeron con una
propuesta de ley para las Artes Escénicas. Se
preguntaba uno de los conferenciantes franceses, durante la conferencia
sobre su país, si existía el modelo francés. Con
los mismos criterios, le pregunté su opinión al director
del Director del British
Council en España Rod Pryde, quien, con la sinceridad que ya
tuve la ocasión de comprobar durante la Jornada sobre
inclusión social y
educación en la música del pasado febrero,
respondió que en su país hay costumbres más que
leyes y que por no tener, no
tienen ni constitución escrita.
Sin embargo, esa aparente sencillez burocrática
esconde estructuras asentadas en principios inequívocos.
Quizá sea la asimilación, por parte de los
británicos, de que la universalidad de su cultura es un hecho y
como tal lo asumen con naturalidad y pocos
remordimientos. Desde esa perspectiva, la asunción del arte y la
cultura como “lo mejor que se hace o se ha hecho en el mundo” implica
una
declaración de principios integral.
Supone, de hecho, el reconocimiento del arte como el mejor sistema de
comunicación y placer de la sociedad.
¡Lo que
hace que la vida valga la pena! es todo lo contrario a un canto
hedonista y poco tiene que ver con los cantos patrióticos y los
enaltecimientos al terruño y sus aborígenes. No fue por
casualidad que la primera piedra del actual sistema británico
fuera puesta durante la segunda
guerra mundial con el nombre de “Consejo para el Desarrollo de la
Música y las Artes” (CEMA)
siendo John Maynard Keynes su primer presidente (ver otros detalles
interesantes en “La
Bailarina y el Economista”. Poco mas tarde,
cambió su nombre por el actual “Arts Council of Great Britain”. Institución del estado (con
algún parecido a una fundación pública española) dentro del “Royal
Charter”, carta de origen medieval que otorga prestigio a la institución que la posee
pero, al mismo tiempo, le procura la gran responsabilidad del
honor de poseerla. Las instituciones de prestigio como
la BBC y las reconocidas universidades
británicas funcionan dentro del Royal Charter. En 1994,
para
dar mayor funcionalidad a su funcionamiento interior, el Art Council GB
se dividió en tres: Arts
Council of England, Scottish Arts
Council
y Arts Council of Wales. Además, se ampliaron para Irlanda del
Norte y las
Islas Caimanes. Sin tratar de
menospreciar la importancia de los Arts Council en Gran Bretaña,
es necesario advertir que el
sistema se basa en un eslogan sintetizador: “Arts and Business”. El
reconocimiento del
mercado y el negocio en los asuntos del Arte y la Cultura puede parecer
una
perogrullada pero, como sabemos por aquí, no siempre es tan
obvio. Lo cierto es que las
industrias culturales o creativas
facturaron en 2008, 16.600
millones de libras esterlinas (6,5% del PIB) y el 4,5% de las
exportaciones. Para obtener
semejantes
cifras, la industria cultural, en general y la de las Artes
Escénicas en
particular, se basa en tres recursos fundamentales: Un tercio proviene
de la venta de
entradas, otro tercio del patrocinio y mecenazgo privado y el tercer
tercio de las ayudas suministradas por el Art Council que corresponda.
Naturalmente, las proporciones varían en función de cada
circunstancia pero
constituye una regla bastante aproximada. También es necesario
indicar que, al igual
que sucede en Madrid y Barcelona (no en el resto de España donde
han
desaparecido los teatros privados) hay teatros privados y productores
(sobre todo los de los
musicales) cuya fuente principal de ingresos es la taquilla. La venta de
localidades de los
teatros no precisa mucha explicación, quizá sea justo
comentar que, tras la devaluación de la libra esterlina de 2009,
los precios de los
teatros londinenses se parecen bastante a los madrileños y
barceloneses. Además de
pertenecer al “Royal Charter”, los Arts Council
británicos están sometidos a otro principio: el “Arms
length” que consiste
en separar, a la distancia debida, el día a día de la
política
de las decisiones de incentivación y subsidios a la cultura y
las artes. Aunque son
las administraciones del estado (centrales y locales) quienes
determinan
los recursos monetarios de los Arts Councils, corresponde a los
consejeros
(los directivos son escogidos entre personas relevantes por el
secretario de
estado o por el alcalde, en el caso del Council de Londres. Los
consejeros son
elegidos y se pueden presentar voluntariamente. Declaración
pública sobre conflictos
de interés. El periodo de
consejero
es de cuatro años para los consejeros nacionales y tres
años para los
regionales, ambos pueden ser renovados por un solo periodo. Para ser
consejero, uno de los
requisitos imprescindibles es la firma de una declaración
pública
donde el futuro consejero jura que no tiene ninguna actividad,
pecuniaria o no pecuniaria, en los
asuntos que conciernen a las decisiones que tomará en nombre del
Art
Council. Partiendo del
hecho de que Inglaterra tiene 50
millones de habitantes, el Arts
Council of England puede ser un buen ejemplo para nosotros. Se
compone
por un consejo nacional y nueve regionales. El
nacional lo integran 15 consejeros, el presidente y siete directores de
área componen la ejecutiva. Cada “Council” regional
está compuesto por entre 15 a 20 consejeros. Todas las
decisiones son públicas y
argumentadas. El Arts Council
of England cuenta con los recursos que le
otorga cada contrato programa acordado con el “Department for culture
media and Sport” que proceden de una pequeña parte de los
presupuestos del estado y una parte de los beneficios procedentes de
la lotería nacional. Para el periodo 2008 a
2011, tiene unos
recursos de 1.600 millones de libras esterlinas. Para la
obtención de ayudas del
Art Council, es imprescindible presentar un proyecto que abarque un
periodo considerable de actividad, incluya los objetivos a corto, medio
y largo
plazo, se especifiquen los recursos obtenibles, plazos de
amortización,
etc. los criterios fundamentales de evaluación los determinan el
éxito de público, la excelencia objetiva determinada por
la repercusión social y
docente, la estabilidad de la compañía y la
crítica sobre las
obras. Una vez
aprobadas las ayudas, el
Art Council somete a cada beneficiario a un control anual de
seguimiento de objetivos. Un desvío importante puede suponer la
cancelación de la ayuda. En los últimos años, para
mejorar la objetividad de los
controles de evaluación y seguimiento, el Art Council of England
ha establecido un grupo
consultivo externo compuesto por 20 miembros a quienes se consulta de
forma
individual. Las cuentas
claras. Todas
las decisiones son públicas y accesibles a todos los ciudadanos.
Así, con acceder a la página WEB del Art Council of
England, se puede
saber las ayudas concedidas. Por ejemplo,
a la
danza se conceden ayudas a 50 compañías con menos de 10
artistas, 30 compañías que tienen entre 10 a 19 artistas
y 8 compañías que
sobrepasan los 20 artistas. Así, al
Royal
Opera House (incluye la compañía de Royal Opera con su
orquesta sinfónica y el Royal Ballet con su orquesta
sinfónica) se le concedieron £26,961,420
en 2008/2009,
£27,689,378 en 2009/2010 y £28,436,991 para 2010/2011. Al Birmingham
Royal Ballet se le concedieron £7,777,162
en 2008/2009,
£7,987,146 en 2009/2010
y £8,202,799 para 2010/2011. Al English
National Ballet £6,537,949 en
2008/2009, £6,714,474 en
2009/2010 y £6,895,765 para
2010/2011. Al Rambert Dance
Company £2,119,299 en
2008/2009, £2,176,520 en
2009/2010 y £2,235,286 para
2010/2011. Al Northern
Ballet Theatre £2,692,486 en
2008/2009,
£2,765,183 en 2009/2010 y £2,839,843 para 2010/2011. Como la regla de
los tres tercios se aplica en
estos cuatro casos, es fácil deducir los presupuestos anuales de
estas compañías de ballet. El mecenazgo es
sin duda una tradición afianzada en
el mundo anglosajón, pero las tradiciones hay que protegerlas e
incluso favorecerlas. Las compañías de ballet hacen
campañas para lograr ayudas de los
aficionados que abarcan incentivos en la obtención de
localidades, cenas con las estrellas de la compañía y
todo tipo de merchandising, sin embargo, el incentivo
más eficaz es el fiscal. «El
mecenazgo a las artes debe de ser una parte importante de nuestras
vidas. Es una buena acción al suponer que la gente devuelve
parte de lo
que recibe de la sociedad y, quizá la más
importante, el sostén a las artes es vital para que el presente
y el futuro sea más
alentador. Por supuesto, cada ayuda debe tener su correspondiente
estímulo fiscal. Arte e
industria deben garantizar que cada donación supone una ganancia
mutua» Discurso de Mr. Hon
Margaret Hodge, diputado y ministro de Cultura, Industrias Creativas y
Turismo (2007-2008). La ley “Gift
Aid” de 1990 estipula un
sistema acumulativo de deducciones fiscales para el mecenazgo,
considerables para las empresas privadas pero sustanciales para los
particulares.
Permite la incentivación directa mediante la deducción de
impuestos
sobre entradas y otras interesantes posibilidades. No obstante, un
ejemplo puede mostrar como
se incentiva el mecenazgo privado en Gran Bretaña: El caso de una
persona adinerada: Además de
necesitar gracia, agilidad y resistencia, las bailarinas de ballet
necesitan zapatillas de puntas. Las bailarinas del Royal Ballet
necesitan cientos cada
año, para aminorar la factura, la compañía
lanzó una
campaña de ayuda. Mr Smith, un abogado de Manchester apasionado
del ballet, donó este
año 500 libras al The Royal Ballet Pointe Shoes Appeal para
comprar 20 pares de puntas.
Gracias a las fórmulas previstas por la ley, el Royal Opera
House Foundation
(al ser una fundación sin ánimo de lucro) pudo reclamar a
la oficina de impuestos las
141 libras que Mr. Smith pagó de impuestos sobre los 500 euros
de
donación. Además, como
Mr. Smith
tributa en la franja alta puede deducirse un 25% con
lo que una percepción total para el RB de
641 libras esterlinas costó a Mr Smith 375 libras. El caso de una
persona
asalariada la ley dice que para donar 100 libras tiene que disponer de,
al menos, 125
libras y que puede hacer su donación a través de su
nómina. Como 25 libras son
impuestos,
cuando la donación es a una
empresa sin ánimo de lucro
esta recibe 125 libras y, al serle deducidas de su salario las 125
libras, su base imponible
baja, con lo que su donación puede salirle incluso gratis. En
el periodo
2007/2008 el mecenazgo a la
cultura supuso 687 millones de libras esterlinas, es decir, algo
más que el presupuesto de nuestro ministerio de cultura para el
mismo periodo. Los artistas en
Gran Bretaña están
preocupados ante la merma de recursos causada por la crisis y las
demandas de las olimpiadas del 2012. Las olimpiadas han
sustraído 2.200
millones de libras de la lotería
nacional (que podrían haber ido
a las artes) y otros 161 millones de los Arts Council, pero sus
críticas suelen
orientarse hacia la profundización democrática en la
elección de los consejeros
y la transparencia. P.R. Barreno.
Mayo de 2010 Parece que la precaria situación económica está poniendo en cuestión lo
que hasta hace muy poco tiempo, parecía incuestionable: ¿hay
alternativas plausibles a nuestro modelo cultural? Ante
el dilema, varias organizaciones privadas están proponiendo
encuentros de debate sobre el asunto. Uno de estos encuentros ha sido organizado por la “Fundación
Contemporánea”, una iniciativa de la
empresa privada La
Fábrica, cuyos fines son: «promover
la creación contemporánea,
impulsar el trabajo de los jóvenes talentos y difundir y
fomentar la cultura como uno de los grandes bienes colectivos de
nuestro tiempo». En consecuencia, en noviembre de 2009
presentó los resultados de una encuesta profesional llamada;
"Observatorio de la Cultura", como antesala de una serie de encuentros
sobre modelos culturales en diferentes países. El primero,
con el título «Modelo
de gestión
cultural en Francia» tuvo lugar el pasado 22 de
febrero en el
Círculo de Bellas Artes de Madrid, siendo sus ponentes
Antonin Baudry, consejero de Cooperación y Acción
Cultural y Jean-Luc Blouët, agregado cultural de la Embajada
de Francia. No es sencillo resumir (la conferencia
duró más de dos
horas) un modelo que se remonta a la configuración de la
nación francesa y que, desde su primera
ordenación constituida por el rey bailarín Luis
XIV y su ministro Jean-Baptiste Colbert, ha digerido revoluciones,
imperios y repúblicas sin que la divisa colbertista del
perfecto burócrata: «Pro
rege, saepe, pro patria
semper » (« Por el rey muchas veces, por la patria
siempre») se haya resentido. Si acaso, el matiz de cambiar
rey por republica. Algunos
paisanos creen que la consigna: “El estado es el
garante de la Cultura” es un invento moderno, incluso unos cuantos
politicastros vivillos se lo apuntan a su cosecha. En realidad, es un
concepto tan viejo como el estado nación y, por ende, en
Europa se remonta al siglo XVI y en España al despotismo
ilustrado. La dialéctica entre el estado concebido en la
triada “nacional”: «una
lengua, un territorio, una cultura» y la libertad del artista para realizar
su obra y ofertarla a la sociedad está viva desde hace, al menos, tres
largos siglos. En España, la cuestión fue debatida
con vehemencia durante todo el periodo romántico, siendo el
hoy relegado erudito Francisco
María Tubino, quien mejor
estudió y diagnosticó las relaciones del Arte y
los Artistas con el estado moderno. Obviamente el pensamiento de Tubino, liberal y
federalista, profundo y meticuloso, no está de moda. Su
apuesta por un Arte equilibrado, sin intervencionismo del poder, libre
pero no ensimismado, lejos del absolutismo del Arte por el Arte, basado
en la investigación libre del artista que, como ciudadano
«debe de contribuir al perfeccionamiento físico y
moral del hombre» es la antítesis del
intervencionismo elitista que considera al estado como supremo rector
del Arte y la Cultura. El problema es que bajo el estado padre y
patrón se está más calentito aunque se
esté más encerrado. LEY FRANCESA DE MECENAZGO Y
ESPONSORIZACIÓN. El modelo francés se encuentra
cuestionado permanentemente por la sociedad, por ello, se renueva y
hasta se reinventa. Ante los evidentes limites financieros del estado y
la contestación de una parte considerable de la
población a un modelo convertido en sector
público cada día más
deficitario, Francia instauró en 2003 una ley
de mecenazgo, con el objetivo de implicar a toda la sociedad civil
francesa en la vida cultural y artística del
país. Esta
ley concede reducciones en el impuesto sobre la
renta de las personas físicas y sobre los beneficios
empresariales de entre el 60% hasta el 90%, para las
donaciones a empresas y fundaciones sin ánimo de lucro de
reconocido carácter cultural y
artístico. ¿EXSISTE EL MODELO FRANCÉS? Lo puso en duda incluso el consejero de Cooperación y
Acción Cultural Antonin Baudry al comienzo de su
disertación aunque, en el trascurso del debate posterior,
matizó la cuestión. Si me hubieran hecho esta
pregunta hace 12 años, cuando volví de mis tres
años de experiencia en la Francia profunda, mi respuesta
hubiera sido rotundamente afirmativa. Hoy, no estoy tan seguro. El
omnipotente y centralizado estado francés no es lo que era y
la potencia de la cultura francesa no puede depender solamente del
estado. La conciencia social de que una industria cultural potente debe
de poder acceder a los recursos de toda la sociedad, ha sido asumido
por la mayoría de los
franceses. NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA El debate y la duda permanente
también son señas
de identidad de una sociedad viva. El muermo reinante producido por los
PER culturales y otras migajas parecidas parecen tener los
días contados. Esta semana retrataba la situación
en El Cultural, Ignacio
García May quien, con el
título sugerente de “La
Hipótesis” denunciaba la
situación y el miedo paralizante que reina en el sector de
las Artes Escénicas (enlace al
artículo). Mientras que un sector mayoritario de la sociedad española
ha comenzado a poner en solfa el opaco sistema asistencial de la
cultura y las artes, el estado español se enfrenta a una
larga marcha de recortes y ajustes financieros. Va siendo
hora de profundas reformas estructurales, no solo en la
economía, también en las balbuceantes industrias
culturales y, sobre todo, en la danza. ALGUNOS DETALLES DEL ACTUAL "MODELO FRANCÉS": "LES INTERMITTENS" Mientras que el estado
español copió, durante la transición y
la primera época de Felipe González, las
estructuras más intervencionistas del modelo
francés, se olvidó y se sigue olvidando de uno de
los logros más relevantes de ese modelo; la
protección social de los “intermittens” del
espectáculo. Un seguro especial de desempleo, accidentes,
pensión, etc. para los artistas, técnicos y
autores que, debido a su profesión, trabajan
intermitentemente. El mecenazgo en Francia Las cifras del
mecenazgo en Francia publicadas por ADMICAL (Association pour le
développement du mécénat industriel et
comercial) para el año 2008: • 2.500 millones de euros recaudados por mecenazgo. • El 16% de los contribuyentes franceses declaran como mecenas. • 23% de las empresas de más de 20 empleados practican el mecenazgo, es decir, cerca de 30.000 empresas. • 47% de las empresas donan cantidades solidarias. • 63% del total es donado por empresas de más de 200 empleados. • 64% del total proviene del sectro servicios. • 73% de los mecenas son pequeñas empresas de entre 20 à 99 empleados. • 54% de las empresas se benefician de deducciones fiscales por mecenazgo.
Por una ley de Artes Escénicas del siglo XXI para España
Aunque estos trabajos tuvieron repercusión en el sector y se
lograron cientos de adhesiones individuales y colectivas reclamando una
ley de artes escénicas, la aparente
receptividad del ministro Molina no se tradujo en diligencia mientras
que, la ministra actual: Ángeles González-Sinde, no ha
tenido a bien el pronunciarse.
No obstante, en diciembre de 2008 el Ministerio
de Cultura aprobó el Código de buenas prácticas
del INAEM para, según sus impulsores, «fomentar la
transparencia mediante la información y
la difusión del nivel de calidad ofrecido a los
ciudadanos». Este código parecía un primer paso
hacia objetivos más ambiciosos. Así, meses más
tarde, el entonces director del INAEM; Juan Carlos Marset,
anunció la fundación de una nueva compañía
de danza de amplio repertorio, mediante una esotérica simbiosis
entre la Compañía privada de Ullate, subvencionada por la
CAM, y el INAEM.
La tozuda realidad se impuso y el sucesor de Marset en el INAEM; D.
Félix Palomero, anunció la anulación del proyecto
de la compañía “clásica” por falta de recursos.
Dejando al margen los propósitos de los actuales responsables en el
Ministerio de Cultura, sus explicaciones revelan el reconocimiento de
que la crisis ha
llegado para quedarse y, con ella, reducciones considerables en los ya
escasos recursos del estado para las Artes Escénicas, de siempre
muy escuálidos para la danza. La
confirmación del deterioro presupuestario se concretó con
una reducción de recursos en los presupuestos de 2009, que ni
siquiera se pudieron cumplir ante
la imposición del tijeretazo de la U.E.
Los efectos negativos de las reducciones presupuestarias para un sector
netamente dependiente del estado, no han hecho más que empezar.
Si en épocas de
prosperidad la danza era el patito feo de las Artes Escénicas
¿Cuál será su devenir si la crisis persiste
durante varios años?
Nuestra Asociación denunció esta
situación mediante un manifiesto publicado el día de la
danza de 2010. En dicho documento, expresábamos nuestra
preocupación ante las
actuaciones parciales o inconexas y la falta de criterios claros de las
administraciones públicas que, de hecho, no estimulan la
conversión de la danza
en una parte sustancial de la industria cultural. Además,
apuntábamos varias medidas que, desde nuestro punto de vista,
podrían aportar dinamismo a la deteriorada
situación actual.
La Constitución Española en el artículo 44.1 dispone
que «los poderes públicos promoverán y
tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen
derecho» ello
no significa que el estado deba monopolizar la acción cultural
ni sus industrias, como bien señala la propia
constitución en el artículo 9.1: «corresponde a los
poderes públicos facilitar la participación de todos los
ciudadanos en la vida política, económica, cultural y
social», por lo tanto, la dejación acaparadora a
los poderes públicos de la actividad cultural significa, de
hecho, una renuncia de derechos civiles. Si a ello añadimos los
previsiblemente persistentes límites
organizativos y presupuestarios del estado, el ejercicio de los
derechos participativos parece imprescindible para superar las
dificultades.
Convencidos de los beneficios al interés general de los planteamientos
alternativos surgidos de la sociedad civil, nuestra
Asociación ha considerado emprender una puesta al día de
su propuesta para una Ley de Artes Escénicas, con objeto de
adaptar su contenido a las actuales circunstancias
y afrontar los retos de sostenibilidad de la danza para el siglo XXI.
Para ello, ha convocado una nueva comisión ad hoc con mayor
participación de profesionales de la danza. Esta comisión
comenzará sus trabajos en octubre de 2010 con el
objetivo de concluirlos lo antes posible y presentarlos a la sociedad
española.
EL MODELO DE GESTIÓN CULTURAL BRITÁNICO
Si nos atenemos a las Artes
escénicas (danza, teatro y música) en 2009 superaron los
3.600 millones de libras esterlinas (0,5% del PIB), cerca de 300.000
puestos de trabajo -
31.200 empresas (incluye empresas uninominales). Las tres
patas de la mesa.
"El Arts Council of England"
Patrocinio
y mecenazgo privado: grandes fortunas y
modestos aficionados.
EL MODELO FRANCÉS
ACADT ACADT |
La Asociación Cultural Amigos de la Danza Tepsícore está inscrita en el RGA, grupo 1, sección 1, Número Nacional: 586287